Pero la confusión está en que no sé si estoy cansado por engañarme con la supuesta hiperactividad onírica y el cuerpo está convencido que ya necesito dormir o ya no sé cuando duermo en realidad.
Un asunto trillado.
Todos los días me pasa lo mismo, mejor duermo. Espero no abrir los ojos en la estación del Metro más lejana por una anomalía de perspectiva.
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